domingo, 19 de abril de 2015

Las cartas de Cyril Lomax. Dios en el barro más profundo de la Gran Guerra.

Esta es la última hoja de la carta que Cyril Lomax escribió en septiembre de 1916 a Doris Sternberg. Le cuenta "la última vez sobre los sacos", con unos pocos soldados tirando desde arriba de sus compañeros "atascados" en el barro, con ametralladoras que no dejan de dispararles, "sin mencionar a los francotiradores". .Pero no sólo lo narra: Cyril Lomax lo ilustra, lo dibuja en la misma carta. Uno de los soldados, conocido suyo, se ahogó en el barro. A otro lo sacaron entre ocho hombres

En la carta también subraya la importancia del correo para los soldados, la necesidad de que, en medio del "incensante ruido sordo de cañones en la distancia que concentra la mente en los horrendos bombardeos", que "se convierte en una obsesión para algunos pobres compañeros que han sido heridos o permanecido durante espantosos momentos en las trincheras o el ataque. El único antídoto es interesarse en otras cosas, en algo que aparte la mente de la guerra."

Zero Hour (1918). James Prinsep Beadle.

Canon Cyril Lomax se licenció en Historia en Oxford, y fue ordenado sacerdote por la Iglesia de Inglaterra en 1895.
En julio de 1916, se incorporó a la 151st Infantry Brigade, en Francia, como capellán, hasta abril de 1917.
Las cartas que dirigió a Doris Sternberg aparecieron en una librería de segunda mano, aunque no todas, sólo las que contenían dibujos o bosquejos, aquellos que ilustraban el día a día en las trincheras, el momento de recibir la correspondencia, las guardias bajo la lluvia, soldados repasando su ropa o preparando la comida... en la misma carta, escribe:
"El otro día, el doctor y yo fuimos a recoger moras para hacer lo que nuestro cocinero minero llama un pudden."
En sus cartas también describía las condiciones físicas y mentales de los hombres con los que convivía, las tensiones que soportaban, e incluso sus impresiones sobre uno de los primeros ataques con tanque. 
Helen Cleary destaca en su artículo que Lomax era franco en sus cartas, y no evitaba la descripción de las espantosas escenas de las que era testigo aunque, al parecer, sí censuraba sus dibujos. Le rodeaba el profundo desasosiego que también desde el punto de vista religioso provocaba la guerra, donde muchos buscaban una respuesta al propósito de Dios en tan vasta destrucción.   

"Todo el mundo odia el barro, pero nos bañamos en él, lo atravesamos, dormimos en él y terrones suyos adornan los recovecos más secretos de nuestras ropas, libros y papeles."
Tanque británico "Mark I" cerca de Thiepval, 25 de septiembre de 1916


Encontré estas acuarelas de Canon Cyril Lomax en el Imperial War Museum, de Londres, en 2008, en alguno de los pasillos de la zona dedicada a la Primera Guerra Mundial (WWI). En la planta baja se podía contemplar entonces la moto de Thomas Edward Lawrence, Lawrence de Arabia
Visitaba el Museo porque quedaba muy cerca de la casa de una amiga donde pasaba unos días. No sabía nada de los War Poets, ni pensaba escribir un blog.

Me llamaron la atención por su viveza, porque no eran batallas, explosiones. Retrataban el día a día con gran familiaridad. Evidenciaban su contacto con lo cotidiano, en un mundo reducido a las trincheras, las salidas y asaltos, durante un largo tiempo.
No he podido conseguir más datos acerca de Lomax. Helen Cleary supone que debió considerar "la inutilidad y horror de la guerra con más filosofía que la mayoría".

Quienes hayan leído la serie de cinco novelas que Anne Perry dedicó a la Primera Guerra Mundial, estarán familiarizados con las tareas de un capellán en medio de las trincheras a través del personaje de Joseph Reavley, tan noble en sus intenciones y sincero en sus creencias y crisis.
Independientemente de las tramas de cada una de las novelas, pero también a través de sus protagonistas, los hermanos Reavley, Anne Perry consigue un retrato muy verídico de la guerra y sus trincheras, del puñado de hombres que las provocan y se aprovechan de ellas. Y rinde un homenaje a una generación; al idealismo, entrega y bondad de muchos, muchos, en tiempos en que no había tiempo.

"The Human Face of War", por Helen Cleary
Reproducción de la carta de C. Lomax a D. Sternberg. National Archives.
Ilustraciones de las cartas del Rev Canon C Lomax en el IWM
Traducción párrafos de las cartas  por Esther González.

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